Realizado por Inés Camarasa. Estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad de Alicante
RESUMEN
Se analiza la singularidad de la Unión Europea y los desafíos a los que se enfrenta en un contexto global complejo. Se destacan las tensiones internas relacionadas con la cesión de soberanía y la divergencia de intereses entre los Estados miembros. Se enfatiza la importancia de la integración y la cooperación para abordar los retos contemporáneos y reducir dependencias, concluyendo que la UE debe liderar en un mundo interconectado, donde la cohesión interna es fundamental para afrontar la fragmentación.
ABSTRACT
The uniqueness of the European Union is analyzed alongside the challenges it faces in a complex global context. Internal tensions related to the cession of sovereignty and the divergence of interests among member states are highlighted. The importance of integration and cooperation to tackle contemporary challenges and reduce dependencies is emphasized, concluding that the EU must lead in an interconnected world where internal cohesion is essential to address fragmentation.

La UE, única en su concepción y funcionamiento, no es un Estado ni pretende serlo, pero representa mucho más que un simple mercado. El mercado interior es una de nuestras joyas más preciadas y es la base sobre la que se han creado múltiples políticas y estructuras compartidas.
La creación de la UE es única y proviene de la iniciativa de integración supranacional más sofisticada, creada para manejar las complejas interdependencias del mundo contemporáneo. No obstante, este modelo tiene que lidiar con tensiones entre la cesión de soberanía y la reticencia de los EEMM, así como con la constante divergencia de intereses y opiniones entre estos. Estas diferencias no solo dificultan la toma de decisiones, sino que ponen en evidencia la cohesión y la determinación de la UE en un entorno global cada vez más incierto y hostil. Como dijo Josep Borrell, “Europa no puede ser el único herbívoro en un mundo de carnívoros».
Da respuesta también con esta particularidad, ya que como actor internacional actúa más lentamente, pues no dispone de los instrumentos propios que sí caracterizan a un Estado, como por ejemplo, en materia militar o de defensa. Deberá competir con los elementos propios de la soberanía nacional y las resistencias de los EEMM en ámbitos sensibles que tocan la propia esencia de Estados Nación.
También es necesario tener presente las dinámicas internas de la organización. La UE es lenta porque tiene que serlo. La Comisión, el Parlamento y el Consejo participan activamente en las negociaciones y no es fácil coordinar a tres instituciones a la vez. Lejos de ser sencillo, este entramado institucional, puede suponer un reto añadido para responder con agilidad y determinación a la crisis. Más aún, teniendo en cuenta la alta división política de la nueva formación del Parlamento Europeo, marcada por la polarización y el auge de la ultraderecha.
Asimismo, la lógica del sistema internacional está evolucionando de un modelo globalizado a una dinámica de competencia entre grandes potencias, como Estados Unidos, China y Rusia, junto con el ascenso de potencias medias, como Turquía o Brasil. Esta transición incrementa la presión sobre la UE para fortalecer y consolidar su relevancia en un mundo de constante cambio.
En este contexto, la UE está tratando de lidiar con desafíos de actualidad como la guerra en Ucrania, que ha reconfigurado las prioridades geopolíticas y energéticas del continente, pero también ha impulsado transformaciones notables. La diversificación de las fuentes de energía con gas natural licuado de Estados Unidos, gasoductos desde Noruega y un notable avance en energías renovables, son ejemplos del desempeño de la UE para reducir drásticamente su dependencia del gas ruso.
Por no hablar de la unidad en la imposición de sanciones sin precedentes contra Rusia y la utilización, por primera vez, de recursos propios para financiar la ayuda militar a Ucrania; o la creación del fondo Next Generation EU, un instrumento sin precedentes para apoyar la recuperación económica y acelerar la transición verde y digital; y el reciente cierre del acuerdo MERCOSUR, que se ha alcanzado después de 25 años de negociaciones. Estas acciones reflejan su capacidad para adaptarse a un contexto de crisis geopolítica, aunque aunque siguen habiendo vacíos en el término de autonomía estratégica.
En este sentido, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha prometido la llamada Brújula de Competitividad para «cerrar la brecha con EE. UU. y China» y adelantarles al menos en alguna carrera. Lo que supone, más innovación, más inversiones y más visión conjunta. Ese plan tiene, además, un tercer punto que es decisivo: el fortalecimiento de la seguridad económica y reducción de dependencias.
Actualmente, a pesar de todo, la impresión que da la UE es de quedar rezagada ante una abrumadora situación global. La UE debe encontrarse, aunque eso suponga despertarse de una pesadilla antes de que la ataquen los monstruos. No obstante, también tiene deberes para casa, como el creciente euroescepticismo y la alta presencia de la ultraderecha en sus instituciones, que socavan su cohesión.
El contexto actual de la UE, guarda ciertos paralelismos con la situación de Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Tras la devastación de la guerra, el patriotismo y el nacionalismo exacerbado que había fracturado el continente, dieron paso a un proceso de integración y cooperación en busca de la paz y estabilidad. Este momento fue clave para el nacimiento de lo que hoy conocemos como la UE, una unión basada en la integración económica y política, que ha logrado consolidar un mercado único y la cooperación entre sus Estados miembros.
Defender y fortalecer este modelo no es solo una cuestión de supervivencia en un futuro incierto, sino también de posicionar a Europa como un actor que pueda ofrecer alternativas viables a los desafíos globales acelerados. La UE tiene, por tanto, una responsabilidad histórica: no solo adaptarse, sino también liderar, mostrando que la integración y el multilateralismo pueden ser respuestas a la fragmentación del mundo contemporáneo.
Hoy, enfrentados a nuevos desafíos globales, pero sin perder de vista las lecciones del pasado. El fracaso del Brexit es un recordatorio de que separarse del bloque no siempre es la respuesta. Las propuestas de la ultraderecha, como la renacionalización y el regreso al Estado nación, se basan en una peligrosa ilusión. «Take back control», decían los defensores del Brexit. Pero, ¿qué ocurre después de recuperar ese control? Miren el caso del Reino Unido: ¿qué capacidad real tiene ahora para actuar con su «soberanía recuperada»?
Este discurso, aunque atractivo para ganar elecciones, carece de fundamento a largo plazo y debilita a los Estados miembros, reduciendo su margen de autonomía. Por tanto, no hay otra opción que fortalecer nuestras capacidades comunes en seguridad y defensa.
La realidad ha demostrado que la fragmentación trae consigo más dificultades que soluciones. Los Estados reacios a ceder soberanía deben reflexionar sobre este fracaso, entendiendo que, en un mundo cada vez más globalizado y competitivo, los intereses nacionales individuales no siempre se alinean con el bienestar colectivo.
“Whatever it takes”, decía Mario Draghi. El futuro de Europa depende de su capacidad para integrar sus economías, políticas y sociedades, como lo demuestra la historia de la posguerra. Ignorar este camino puede costar caro, no solo en términos de influencia, sino también en la capacidad de afrontar los retos globales del futuro.
Así pues, cuidar y defender el proyecto europeo, basado en la cooperación y la integración, no es solo necesario para sobrevivir a los cambios globales acelerados, sino también para ofrecer alternativas viables y atractivas a los desafíos del siglo XXI.
REFERENCIAS
Sanahuja, J. A. (2024, noviembre 27). La UE en el sistema internacional [Webinar]. Universidad de Alicante.
El Periódico de la Energía. (2024, 17 de enero). Von der Leyen anuncia una estrategia de competitividad para superar la brecha con China y EE. UU. El Periódico de la Energía. https://elperiodicodelaenergia.com/von-der-leyen-anuncia-una-estrategia-de-competitividad-para-superar-la-brecha-con-china-y-eeuu/?utm_source=chatgpt.com