Realizado por Daniela Vázquez Manzanares. Estudiante de Doble Grado de Relaciones Internacionale y Periodismo
RESUMEN:
La decisión de un número considerable de estadounidenses de traer de vuelta a Donald Trump fue una sorpresa para muchos. El aliado más importante de Europa será de nuevo dirigido por un dudoso demócrata que se muestra escéptico ante las alianzas tradicionales. Es hora de pensar en el futuro.
ABSTRACT:
The decision of an astonishing number of Americans to bring back Donald Trump took many by surprise. Europe’s most important ally will now be again led by a doubting democrat who is skeptical about traditional alliances. It’s time to think about the future.
El resultado de las elecciones estadounidenses ha sido para muchos uno inesperado. En un año tan importante para la democracia, un autócrata convencido ha sido elegido como máximo líder del orden liberal internacional. Donald Trump ha vuelto a la Casa Blanca con más poder que la última vez. ¿Cuáles son las posibles implicaciones de su segundo mandato para el mundo? Y sobre todo, ¿qué será de Europa?
America First y el abandono de las alianzas
Esta quizás sea la amenaza más abiertamente discutida en Bruselas del retorno de Trump. En su anterior mandato, la actitud del expresidente frente a las alianzas tradicionales fue de abierta condescendencia. El magnate trasladó al terreno de la política exterior un modelo propio de los negocios; puro transaccionalismo. Verdaderamente, esto en la práctica fue un reto muy manejable en casi todos los aspectos. La principal excepción fue la OTAN, objeto de duras críticas por parte de Trump, que la llegó a describir como una organización “obsoleta”. En ocasiones, incluso amenazó con la salida de Estados Unidos si el resto de países miembros no cumplían su compromiso de destinar el 2% de su PIB a la defensa. Hoy el contexto es muy distinto al de hace cuatro años; la invasión rusa de Ucrania ha conseguido que la mayoría de aliados europeos cumplieran este requerimiento, fortaleciendo así la organización.
Con todo, Europa sigue dependiendo en gran medida de Estados Unidos como garante de su seguridad. Y los reproches en Washington a sus socios europeos no han sido exclusivos de la administración Trump. Incluso si el discurso empleado ha variado en tono, el mensaje desde
Estados Unidos se ha mantenido coherente en las últimas décadas; ahora que el Indo-pacífico se ha convertido en el nuevo eje geopolítico global, el compromiso con la defensa y protección de Europa debe ser uno mayoritariamente europeo.
¿Recesión democrática?
Su campaña presidencial estuvo protagonizada por una narrativa contraria a los valores democráticos implícitos en el sistema político estadounidense. En un discurso pronunciado hace apenas un año, Trump prometía erradicar a los “comunistas, marxistas, fascistas y matones de la izquierda radical que viven como alimañas dentro de los confines de nuestro país que mienten (…) y hacen trampa en las elecciones”. Este comentario no es uno aislado; la NPR ha recogido por lo menos otras 100 ocasiones en las que Trump ha hablado de su intención de perseguir y enjuiciar a cualquier “enemy from within” [enemigo en el interior], expresión repetida por el futuro presidente y tomada prestada de la retórica discursiva del fascismo europeo del siglo pasado. La continua deshumanización de la oposición, reflejada en estos ejemplos, tiene como objetivo legitimar la persecución que ya ha sido prometida.
Hay quienes se despreocupan del retorno de este discurso alegando que no va más allá de la palabra. Sin embargo, sus delirios autoritarios ya se han visto plasmados en la jurisprudencia. El pasado mes de julio, la mayoría conservadora del Tribunal Supremo de Estados Unidos concedió al presidente una amplia inmunidad penal por los actos cometidos en el ejercicio de su cargo. Cabe mencionar que esta mayoría está compuesta por seis jueces, tres de los cuales fueron elegidos a dedo por el expresidente en su anterior mandato. Esta decisión sin precedentes puede no ser la única modificación a la institución de la presidencia hecha bajo Trump. Durante un mitin celebrado el pasado mes de mayo, puso sobre la mesa la derogación de la vigesimosegunda enmienda, que impide que una persona sea elegida para el cargo de presidente más de dos veces; “FDR 16 años, casi 16 años, cuatro mandatos. No sé, ¿se nos va a considerar para tres mandatos?” Todo lo anterior constituye tan solo un ejemplo de lo dicho, hecho y prometido por el ahora futuro presidente de los Estados Unidos de América. Así,
¿cómo puede ser que los ciudadanos de la democracia más antigua del mundo le hayan dado la victoria?
El voto de los estadounidenses no ha sido un voto a la autocracia, sino uno al cambio. Dos tercios de los votantes consideraban que el país estaba yendo en la dirección equivocada. Una encuesta realizada por Associated Press la semana anterior a las elecciones determinó que el
apoyo a Trump venía dado por motivos económicos. Por lo tanto, la decisión de 75 millones de estadounidenses de traer de vuelta a Trump no ha sido justificada por su mentalidad autoritaria, sino por motivos instrumentales. “Vamos a ayudar a nuestro país a sanar. Tenemos un país que necesita ayuda, y la necesita con urgencia. Vamos a arreglar nuestras fronteras, vamos a arreglar todo lo relacionado con nuestro país.” En la madrugada del pasado miércoles 6 de noviembre, tras hacerse con la victoria, Trump se hacía eco de las principales preocupaciones de la mayoría que lo eligió. La seguridad entendida en un sentido amplio se ha resquebrajado en muchos hogares americanos. El adanismo de Trump ha hecho que muchos confíen en su capacidad para resolver la situación, sea cual sea el precio.
Lección para Europa
Respecto a su seguridad y defensa, Europa necesariamente debe lograr una mayor autonomía estratégica del otro lado del Atlántico. Si bien todos los actores de la sociedad internacional sienten las consecuencias de las elecciones estadounidenses, es necesario alcanzar un nivel de independencia que impida que el resultado sea determinante.
Por otra parte, la posibilidad de una recesión democrática es muy real. El resurgimiento de los líderes populistas y la tendencia global a la autocracia deben ser dos de las principales preocupaciones de Europa. Para ello, hay que entender ambos fenómenos como lo que son; movimientos reaccionarios que surgen de la incapacidad de las fuerzas políticas tradicionales de proporcionar soluciones reales más allá de promesas grandilocuentes. “La victoria requiere apelaciones programáticas a preocupaciones materiales más allá de la mera defensa de la democracia.” (Diamond, 2024)
¿Qué será de Europa? Su futuro todavía está en sus manos. Es hora de definirlo.
REFERENCIAS:
Applebaum, A. (20 de octubre de 2024). The Case Against Pessimism. The Atlantic. https://www.theatlantic.com/ideas/archive/2024/10/russia-ukraine-democracy-applebau m/680318/
Diamond, L. (08 de noviembre de 2024). Democracy Without America? Foreign Affairs. https://www.foreignaffairs.com/united-states/democracy-without-america-trump-larry-d iamond
Feaver, P.D. (06 de noviembre de 2024). How Trump Will Change The World. Foreign Affairs.
https://www.foreignaffairs.com/united-states/how-trump-will-change-world
Feldstein, S. (07 de noviembre de 2024). Will Trump Govern as a Strongman? Carnegie Endowment for International Peace.
https://carnegieendowment.org/emissary/2024/11/trump-authoritarian-strongman-gover n-signs?lang=en
Graham, D.A. (06 de noviembre). What Trump Understood, and Harris Did Not. The Atlantic.
https://www.theatlantic.com/politics/archive/2024/11/why-trump-won/680555
LeVine, M. (13 de noviembre de 2023). Trump calls political enemies ‘vermin,’ echoing dictators Hitler, Mussolini. The Washington Post.
https://www.washingtonpost.com/politics/2023/11/12/trump-rally-vermin-political-opp onents
Qué significa el retorno de Trump para Europa by Daniela Vázquez Manzanares is licensed under CC BY-NC-SA 4.0