ORGANIZACIÓN PARA EL FOMENTO DE LOS ESTUDIOS INTERNACIONALES

A los pies del río Senegal

SAINT LOUIS

Creada en 1659, la isla de Saint Louis se convirtió en la colonia francesa más antigua de África Occidental y ejemplo de una ciudad caracterizada por un entorno natural particular, que ilustra el desarrollo del gobierno colonial en la región (ARDSL, 2021), y que es testigo de un intercambio de valores que ha confluido en el desarrollo de la educación, la cultura, la arquitectura, la artesanía y en los servicios de gran parte de África Occidental (UNESCO, 2000), lo que le ha valido la clasificación de la isla y el Puente Faidherbe como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000. Fue capital del África Occidental francesa desde 1895 hasta 1958; de Senegal hasta 1957; y de Mauritania durante el periodo entre 1920 y 1960. Saint Louis tiene además una sólida experiencia de descentralización, habiendo sido municipio de pleno derecho desde el 10 de agosto de 1870 (ARDSL, 2021).

A 264 kilómetros al norte de Dakar, la región de Saint Louis se sitúa a los pies de la desembocadura del río Senegal, y limita al oeste con el océano Atlántico, al este con la región de Gandón, al sur con las comunas de Gandón y Ndiébène Gandiole y al norte con la República Islámica de Mauritania. La región se extiende sobre un área de 46,69 km2, el 20% de los cuales están asediados por afluentes y desagües del río Senegal (ARDSL, 2021). La región de Saint Louis está compuesta por la zona continental, la isla de Saint Louis – unida al continente a través del puente Faidherbe– y la Lengua de Barberie, que a su vez se conecta con la isla gracias a dos puentes: El puente Ousmane Masseck Ndiaye y el puente Moustapha Malick Gaye.

La última estimación demográfica, realizada en 2015, revela que Saint Louis reúne a 237.563 habitantes – no podemos tomar esta cifra como descriptora de la realidad, pues desde la última estimación hasta el año 2021 es muy probable que el número de habitantes haya aumentado sustancialmente – de los cuales el 49% son hombres y el 51% son mujeres – de las que el 51% está en edad de procrear, según la Agencia Regional para el Desarrollo de Saint Louis (ARDSL). La población es, a su vez, mayoritariamente joven, pues el 51% de los habitantes tiene menos de 20 años. Por su parte, aunque la tasa de fecundidad urbana es de 4,1 hijos por mujer, se ve sacudida por una elevada mortalidad infantil, lo cual impide que muchos niños lleguen a la edad de cinco años (ARDSL, 2021). En particular, Guet Ndar, situado en la Lengua de Barberie, es el barrio con mayor densidad de población de toda África. Estos datos sugieren que, la juventud y la densidad de la población, unido al número de mujeres en edad reproductiva, representa un alto precio a cargo del municipio en términos de apoyo a la educación, salud, saneamiento y empleabilidad juvenil (ARDSL, 2021).

Por supuesto, uno de los principales activos del municipio es su posición geográfica, estratégica entre Senegal, los países del Magreb y los países del sur de Sáhara. Además, la presencia de agua ofrece diversas posibilidades de producción y movilidad, pero también una fuente de limitaciones (ARDSL, 2021). Hoy, no se puede concebir la región de Saint Louis sin abordar el tema del cambio climático, pues en los últimos años, el avance del mar provocado por la erosión costera, entre otras causas, obligó a los pescadores que habitan en la Lengua de Barberie a desalojar sus casas, lo que les ha convertido en desplazados climáticos. Según la Agencia Regional para el Desarrollo de Saint Louis, algunos de los factores que han facilitado la ocurrencia de tal desastre son las inundaciones, la extracción de arena marina y una alta presión de los humedales. Además, la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) – una de las encargadas de gestionar los campamentos de desplazados de Saint Louis – estima que para el 2080, hasta un 75% de la costa de Senegal estará amenazada por la misma erosión que destruye Saint Louis de manera progresiva.

¿MIGRANTES O REFUGIADOS?

Como expresaba Samuel P. Huntington en Choque de Civilizaciones, el motor de la historia son los movimientos migratorios. No es nada novedoso que se produzcan migraciones masivas e incluso descontroladas a causa de los fuertes cambios climáticos ya que es un factor histórico. Sin embargo, surge la controversia de denominar a las personas obligadas a desplazarse a causa del cambio climático como “migrantes” o como “refugiados climáticos”. Según la Organización Internacional para las Migraciones, un migrante es «cualquier persona que se desplaza, o se ha desplazado, a través de una frontera internacional o dentro de un país, fuera de su lugar habitual de residencia independientemente de: 1) su situación jurídica; 2) el carácter voluntario o involuntario del desplazamiento; 3) las causas del desplazamiento; o 4) la duración de su estancia»   mientras que el refugiado es aquel que se desplaza por una serie de temores fundados. La Convención de las Naciones Unidas del 28 de julio de 1951 – es decir, la Convención de Ginebra – y su Protocolo de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados, establece que «un refugiado es cualquier persona que teme ser perseguida por su raza, su religión, su nacionalidad, su afiliación a un determinado grupo social o sus opiniones políticas, lo que le impide permanecer en su país o regresar a él por este temor fundado». Por tanto, las personas desplazadas como consecuencia del cambio climático no entrarían en la definición que recoge la Convención de Ginebra, precisamente porque el cambio climático no se contempla como uno de los motivos para poder acogerse al asilo internacional. Por supuesto, la materia climática deberá ser tomada en cuenta por los países en la esfera internacional porque, tal y como se verá a continuación, ya ha golpeado a partes de la población, y se prevé cada vez sean más las personas, las zonas y los países afectados por el cambio climático. Prestar atención a la gestión de los movimientos migratorios producidos por el cambio climático deberá estar presente en todas las agendas internacionales, tanto de Estados como de organizaciones internacionales, porque sin duda será uno de los factores que marcará el futuro del planeta.

No obstante, como se mencionaba anteriormente, aunque los desplazados por causas climáticas no puedan acogerse a la definición de la Convención de Ginebra, la OIM ofrece la siguiente: «Llamamos migrantes ambientales a personas o grupos de personas que, por razones imperiosas vinculadas a un cambio ambiental repentino o gradual que influye negativamente en su vida o en sus condiciones de vida, se ven obligados a abandonar su hogar habitual o dejarlo por iniciativa propia, temporal o definitivamente, y que, por tanto, se desplazan a otras partes de su propio país o fuera del mismo».

CAMPAMENTO DE DESPLAZADOS DE SAINT LOUIS

Tal y como exhibe UNOPS, dos fuertes tormentas ocurridas en 2017 y 2018 causaron estragos en la Lengua de Barberie, que ya estaba bajo amenaza por la erosión costera y las constantes marejadas ciclónicas. Muchos de los residentes de los barrios pesqueros de Guet Ndar, Ndar Toute y Gokhou Mbath, se vieron forzados a abandonar sus hogares, siendo reubicados en el campamento de Khar Yalla, en primera instancia, y actualmente también en el campamento de Diougop.  Estos campamentos se han construido en el marco del proyecto para la Recuperación de Emergencia y la Resiliencia en Saint Louis, financiado por el Banco Mundial con 30 millones USD, a la vez que UNOPS ha implementado un proyecto para la reubicación de la población de la Lengua de Barberie con un presupuesto de 2,3 millones USD, en colaboración con la Agencia de Desarrollo Municipal de Senegal. Así, y junto al gobierno de Senegal, UNOPS ha diseñado un campamento permanente de Diougop, el cual sigue construyéndose. Dentro de este proyecto, se prevé la creación de más de 400 refugios, que dará alojamiento a más de 1400 personas. 

En el primer campamento puesto a disposición para realojar a aquellas familias que habían perdido sus casas, en Khar Yalla, las arduas condiciones de vida se vieron agravadas por la imposibilidad de las tiendas de 25m2 de aislar el agua durante la estación de lluvias. Según UNOPS, el campamento estaba superpoblado, con entre 20 y 40 personas viviendo en cada tienda, sumado al difícil acceso al agua potable y electricidad, y la falta de instalaciones de higiene. Por ello, con el fin mejorar las condiciones de vida de los desplazados, se construyó un nuevo campamento temporal en Diougop, que ahora es permanente. Las tiendas son ahora de 17,5 m2, que se montan en aproximadamente seis horas y que, teóricamente tienen espacio para hasta cinco personas. Sin embargo, muchas de las familias asentadas en Diougop solo disponen de una tienda, a pesar de que el número de miembros sea superior a cinco.

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