ORGANIZACIÓN PARA EL FOMENTO DE LOS ESTUDIOS INTERNACIONALES

El populismo: un discurso transversal

Autoras: Carmen Rodríguez Baleato y Sandra Arévalo Domingo. Estudiantes de Relaciones Internacionales y Periodismo

RESUMEN

¿Qué tienen en común ciertos partidos para ser considerados populistas? La respuesta se halla esencialmente en un discurso de carácter transversal que no entiende de color político. Y es que, pese a sus evidentes diferencias, todos ellos comparten una serie de elementos característicos -tanto lingüísticos como de contenido- que podrían considerarse definitorios y delimitadores del populismo.

ABSTRACT

What do certain political parties have in common in order to be considered populists? The answer stays mainly in a populist and cross-sectional speech. Even though the noticeable differences, all of them may share a series of linguistic and substantial elements that might be decisive to identify the definition and limits of populism.

El populismo recusa el uso de las categorías izquierda y derecha como espacio de identificación política, por ello puede considerarse como un espectro amplio en el que se insertan partidos de diverso color político. Fruto de estas diferencias confluyen dentro de la superestructura ideas opuestas. El discurso populista nace en un entorno hostil de descontento generalizado entre la población y circunstancias adversas al bienestar estatal. Ante tales condiciones se presenta un líder carismático y hercúleo erigido como “el valiente salvador del pueblo”. Esta figura es capaz de hablar en nombre del bien, resolver todas las contrariedades y proponer soluciones alternas que remedien el daño causado. Se constituye como el delegado de la voz ciudadana hasta entonces oprimida, una voz única y que conforma la voluntad general. Para asegurarse de que cuenta con el apoyo de la gran mayoría poblacional, procederá a la formulación de promesas que persiguen recuperar la “verdadera democracia” y devolver al pueblo el poder que le había sido arrebatado. Su discurso abandera un proyecto político en el que, para resolver los problemas presentes, será necesaria una mayor intervención del pueblo en la toma de decisiones públicas mediante el incremento de métodos como consultas populares.

La competencia del lenguaje populista no está solo en qué se dice sino también en cómo se dice. En otras palabras, este discurso se nutre de un lenguaje con la habilidad de transmitir, más allá de un mensaje concreto, una encarnación de las palabras y los planteamientos. Así se logra que meros conceptos como paria se asocien a personas o entidades específicas que el político populista ha catalogado de enemigas. El lenguaje populista no solo organiza sintácticamente un discurso, sino que le dota de vida propia al cargar ciertos términos de un significado concreto, creando un imaginario social.

El alcance de un ratio tan amplio de seguidores radica en la simplicidad del lenguaje que se emplea. Así, el mensaje populista, antes de ser emitido, se somete a un exigente filtro que depura toda clase de elitismos y tecnicismos. La razón de esta simpleza es que cuanto más sencillo sea el mensaje, mejor será entendido por todo tipo de individuos. 

 

Otra de las características que permite embaucar a un grueso poblacional es la moralidad del discurso. Al hilo del estado de insatisfacción de las clases populares, el discurso populista predica una política emocional elevando al mayor grado posible ese resentimiento social e insistiendo en la victimización de los ciudadanos. El predominio de la emoción en detrimento de la razón es logrado a través de la humanización del discurso y de la continua apelación a términos abstractos y poco concretos como pueden ser paz, libertad, igualdad, desarrollo o pueblo, entre otros. 

Igual de relevante es la confrontación entre políticos propuesta en el discurso populista. Esto se constata en el enfrentamiento que hace entre su grupo político, al que se referirá como “nosotros”, y los oponentes, a los que denominará “ellos”. Tal disidencia implica un ataque constante hacia el enemigo que va a ser acusado de formar parte de los grupos de interés, lobbies, mafias, monopolios, vías de corrupción, … De este modo el discurso populista enmascara al adversario, es decir, le crea estratégicamente una distintiva imagen que lo postula como una figura tendente al mal y que únicamente busca hacerse con el beneficio propio a costa del bienestar del pueblo. En este aspecto se divisa una clara estrategia populista que consiste en el empleo de un campo semántico positivo para sí mismos (resucitemos como pueblo, alcemos la voz, enorgullezcámonos, salvaremos, confiemos, …) en contraposición a la utilización de uno negativo para sus oponentes (engañan, destruyen, abusan, corrompen, violan, coercen, …). Para rematar esta difamación del grupo político contrario, el discurso populista se servirá de adjetivos vulgares, descalificativos e incluso ofensivos con los que reforzar aún más si cabe ese perfil difamador, como viejos, corruptos, sinvergüenzas, estafadores o inútiles

Tres claros ejemplos de lo referido hasta aquí son los discursos pronunciados en el seno del Parlamento Europeo por Nigel Farage (UKIP) el 16 de noviembre de 2011, por Pablo Iglesias (Podemos) el 1 de julio de 2014 y por Jean-Luc Mélenchon (La France insoumise) el 18 de enero de 2017.

«Ustedes han jugado un papel, (…), se reunieron como una manada de hienas. (…) ¡Qué espectáculo más repugnante fue aquello! […] Ninguno de ustedes ha sido elegido, ninguno de ustedes tiene en realidad legitimidad democrática para ejercer los cargos que actualmente ocupan dentro de esta crisis»

Nigel Farage (UKIP). Pleno del Parlamento Europeo, 16 de noviembre de 2011

«Ustedes sueñan si se creen que vamos a caminar hacia el botón de la disuasión nuclear en sus confusas reuniones. (…) De modo que si quieren fortalecer Europa, fortifiquen al pueblo. Unan a los pueblos con el progreso social y una visión de futuro que sea algo más que las finanzas y la guerra. Francia votará pronto y Alemania también lo hará. Espero que esta sea la ocasión para que hagan una nueva propuesta europea, y no la que nos obligan a vivir ahora».

Jean-Luc Mélenchon (La France insoumise). Pleno del Parlamento Europeo, 18 de enero de 2017

«Hace casi 70 años: Europa volvió a despertar en la resistencia de sus pueblos contra el fascismo, en los supervivientes de los campos de exterminio, en quienes dieron su vida por la justicia y la libertad. Millares de compatriotas míos, participaron en esa lucha y en ese sueño de justicia. Hay que decirlo alto y claro: esta manera de funcionar hurta la soberanía de los pueblos, atenta contra la democracia y convierte a los representantes políticos en casta».

Pablo Iglesias (Podemos). Pleno del Parlamento Europeo, 1 de julio de 2014

En este contexto, es necesario destacar el rol que los medios de comunicación y las redes sociales juegan con respecto al discurso populista, dado que gran parte de la ciudadanía se informa a través de estos espacios que tienden a mostrar el lado más morboso y candente del noticiario. Esto es bien sabido por los oradores populistas quienes recurrirán a la intensidad y efervescencia discursiva para labrarse un hueco entre las portadas y titulares más destacados cada día. De esta manera se justifica la pretensión de los líderes populistas por ser vox populi. Con todo ello, se puede llegar a la conclusión de que el discurso populista se caracteriza esencialmente por un ataque continuado a la agenda del Estado, aquella a la que considera culpable de todos los males y que sería renovada y mejorada si el populista accediese al gobierno. Mientras eso no ocurra, hará uso de los planteamientos aquí descritos como forma de apelación a sus seguidores y de acceso al poder. 

En última instancia, cabe señalar que el reciente auge del populismo está propiciando que estos elementos discursivos repercutan en la forma de comunicar de los políticos «no populistas» ya que se hace necesario lograr una mayor empatía con la ciudadanía. En consecuencia, podría decirse que la «forma de hacer política» en los distintos parlamentos se está contaminando, y por ello, está cambiando. ¿Logrará el discurso populista arraigar en los partidos tradicionales?

 Palabras clave: populismo, discurso, lenguaje, moral, medios de comunicación, confrontación política, emoción.

 Key words: populism, speech, language, moral, mass media, political confrontation, emotion.

  23 de octubre de 2019

 ISSN 2340 – 2482

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