ORGANIZACIÓN PARA EL FOMENTO DE LOS ESTUDIOS INTERNACIONALES

Colonialismo del siglo XXI

Autora: Silvia Pesini Escartín. Estudiante de Relaciones Internacionales.

RESUMEN

El proyecto de descolonización impulsado por Naciones Unidas en el siglo XX permitió la autodeterminación de más de 80 países que se encontraban sometidos y explotados por una metrópoli y supuso la creación de decenas de nuevos Estados soberanos. En 2021 todavía quedan 17 territorios reconocidos por la ONU como no autónomos que luchan por ejercer su derecho a la autodeterminación, pero ven sus deseos obstaculizados por la inoperancia de la comunidad internacional y por los intereses de las metrópolis que los gobiernan.

ABSTRACT

The decolonization plan promoted by United Nations in the 20th century allowed more than 80 countries that were being subjected and exploited by a foreign power to exercise their self-determination right which ended with the creation of dozens of new sovereign states. In 2021 there are still 17 territories recognized by the UN as non-self-governing, which are fighting to exercise their self-determination right but are unable due to the inoperability of the international community and the interests of those powers to who they are subjected to.

¿Sabes cuántos países hay en el mundo? De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas en la actualidad existen 194 Estados soberanos. De estos, todos a excepción de la Ciudad del Vaticano son miembros de la Organización. Situados en diferentes partes del mundo y marcados por una historia y una cultura enteramente diferentes los unos y los otros, estos 194 Estados tienen cuatro elementos comunes a todos ellos: un territorio determinado y delimitado; una población permanente dentro de sus fronteras; la capacidad efectiva para establecer relaciones con otros Estados; y un Gobierno propio que dirige y administra dicho Estado. Estos elementos, que son su característica principal, son a su vez el requisito indispensable para que un territorio pueda obtener el estatus de Estado soberano.

Es debido a estos requerimientos establecidos en la Convención de Montevideo de 1933 que decenas de pueblos continúan en el siglo XXI luchando por obtener la condición de Estado soberano a través de su derecho a la autodeterminación. Estos territorios se dividen en: micronaciones, que en su mayoría cumplen con los requisitos de la Convención, pero no son considerados Estados porque apenas reciben reconocimiento por parte de la Comunidad Internacional; y en los denominados territorios no autónomos. Las Islas Malvinas, la Polinesia Francesa, el Sáhara Occidental o, a modo de excepción de estas dos categorías, Puerto Rico, son un ejemplo ilustrativo de lo que coloquialmente se conoce como “las colonias del siglo XXI”.

Los territorios no autónomos se encuentran definidos en el Capítulo XI de la Carta de Naciones Unidas como aquellos “cuyo pueblo no ha alcanzado todavía la plenitud del gobierno propio”. Es decir, son territorios cuya administración depende del gobierno de otro Estado. En los siglos XIX y XX la mayoría de los países de África, América y Asia se encontraban en esta situación. Habiendo sido invadidos por las grandes potencias coloniales de Occidente, bien por razones económicas, bien por razones estratégicas o políticas, los territorios coloniales de los siglos XIX y XX sufrieron durante años una agresiva explotación de sus terrenos y sus gentes por parte de las metrópolis por las que estaban dominados. Tras la creación de Naciones Unidas y la Resolución 1514 del año 1960 se dio comienzo al famoso proceso de descolonización. Con esta Resolución Naciones Unidas estableció el derecho a la autodeterminación de todos los territorios que estuvieran sometidos por una metrópoli. Esto culminó con la independencia de más de 80 territorios que, bien se integraron por voluntad propia en otro Estado, o bien se reconstituyeron como Estados soberanos a lo largo del siglo XX.

En el año 2021 la cifra de territorios no autónomos reconocidos por Naciones Unidas se reduce a 17. No obstante, este sigue siendo un número muy elevado puesto que, como se afirmó en la Resolución 1514 de Naciones Unidas, “el colonialismo es contrario a la Carta y compromete la promoción de la paz y la cooperación mundiales”. Estos 17 territorios, que albergan dentro de sus fronteras a aproximadamente 2 millones de personas, se encuentran administrados por tan solo cinco potencias: Reino Unido controla los territorios de Anguila, Bermuda, Islas Caimán, Islas Malvinas, Islas Turcas y Caicos, Islas vírgenes británicas, Monserrat, Santa Elena, Gibraltar y Pitcairn; las colonias de Estados Unidos son las Islas vírgenes de los Estados Unidos, Guam y Samoa Americana; Francia posee dos colonias, Nueva Caledonia y la Polinesia Francesa; Nueva Zelanda controla el territorio de Tokelau; y España es, de iure, la potencia administradora del Sáhara Occidental, aunque de facto es Marruecos quien controla este territorio. Estados Unidos controla además otros dos territorios categorizados como “Estado Libre Asociado” (ELA), Puerto Rico y las Islas Marianas del Norte, que a pesar de no estar incluidos en el listado de territorios no autónomos de Naciones Unidas por ostentar el título de “ELA”, son territorios subordinados a la potencia americana que no están completamente integrados en ella.

Actualmente, de los 17 territorios no autónomos, el Sáhara Occidental concentra la mayor parte de los esfuerzos de descolonización de Naciones Unidas debido a la complejidad de su situación. Esta zona, controlada desde el siglo XIX por España, ha atraído a lo largo de los años la atención de varios países de la región. Debido a su riqueza en recursos naturales, que incluyen minas de fosfatos y uno de los bancos pesqueros más ricos del mundo, y a su importante posición geoestratégica, el Sáhara Occidental se ha convertido en fuente de disputas por su control entre sus vecinos más próximos, Marruecos, Mauritania y Argelia, y al propio pueblo saharaui que lucha desde hace décadas para obtener la libertad.

El Aaiún, ciudad más importante del Sáhara Occidental, considerada por la RASD como su capital. Photo by Guillaume Galdrat on Foter.com

Tras la retirada de España del territorio y su anexión en 1975 por Marruecos, lo que culminó con el establecimiento de miles de marroquíes en esta zona, el pueblo saharaui, organizado en un movimiento llamado República Árabe Saharaui Democrática (RASD), y Marruecos han librado una guerra de guerrillas. A día de hoy, la RASD controla únicamente un 20% del Sáhara Occidental, en su mayoría desértico, mientras que Marruecos posee el control sobre el 80% del territorio y sobre los beneficios e ingresos de sus actividades económicas.

En el caso de la disputa por la colonia del Sáhara Occidental, las actuaciones de la Comunidad Internacional han tenido un gran impacto. A pesar del derecho de autodeterminación establecido en 1960 por Naciones Unidas y del reconocimiento por parte de esta Organización del Sáhara Occidental como territorio sometido a una metrópoli, el pueblo saharaui lleva más de 30 años esperando un referéndum de autodeterminación que le fue prometido en 1991. Naciones Unidas continúa apostando por una solución negociada en el Consejo de Seguridad, en el cual, desde el pasado mes de diciembre, ya existen dos miembros permanentes con derecho a veto que reconocen la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental: Francia y Estados Unidos.

Esta situación pone de manifiesto las carencias del sistema establecido por Naciones Unidas para con estos territorios. En su Carta, la Organización establece respecto de los territorios no autónomos que el resto de Estados han de reconocer la primacía de los intereses de estos pueblos, promover su progreso social, económico, político y educativo, prestarles asistencia en la creación de sus estructuras de gobierno propio y tener en cuenta sus aspiraciones políticas. Sin embargo, de los 17 territorios que continúan a día de hoy inscritos en esta lista, la gran mayoría siguen esperando que se les conceda la oportunidad de celebrar un referéndum de autodeterminación y de que posteriormente se haga efectiva la decisión tomada por el pueblo en la votación.

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14 de abril de 2021

ISSN 2340 – 2482

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