ORGANIZACIÓN PARA EL FOMENTO DE LOS ESTUDIOS INTERNACIONALES

La rivalidad entre Irán y Arabia Saudí: una competición por la hegemonía regional

Autora: Silvia Pesini Escartín. Estudiante de Relaciones Internacionales.

RESUMEN

Arabia Saudita e Irán, dos grandes potencias petrolíferas y enemigas entre sí, han polarizado por completo la política regional de Oriente Próximo y el Norte de África. Sus modelos de política exterior, centrados en la exportación de sus respectivas doctrinas político-religiosas y en la lucha por la hegemonía regional, afectan de manera directa al resto de Estados de la región, involucrados en el conflicto iraní-saudí a través de las múltiples guerras proxys impulsadas por Riad y Teherán, que quieren a toda costa evitar una confrontación directa.

ABSTRACT

Saudi Arabia and Iran, two of the main oil powers, who are enemies to each other, have completely polarized regional politics in the Middle East and North Africa. Their foreign policy models, based on the exportation of their respective political-religious doctrines and on the achievement of regional hegemony, directly affect the rest of States of the region, who are getting involved in the Iranian-Saudi conflict through multiple proxy wars boosted by Riad and Tehran, that want to avoid direct conflict at all costs.

La política regional de Oriente Próximo está sujeta a las acciones de las dos grandes potencias que dominan este área geográfica, Irán y Arabia Saudita, en torno a las cuales se han conformado dos grandes bloques caracterizados, al menos nominalmente, por su naturaleza étnico-religiosa. La lucha por la hegemonía regional entre Riad y Teherán es el principal factor desestabilizador en Oriente Próximo, una región cada vez más conocida por sus numerosos conflictos en curso y estados cuasi fallidos.

Arabia Saudita, lugar de nacimiento del islam y, durante siglos, líder del mundo árabe, se sitúa a la cabeza del bloque árabe-suní, conformado a su vez por Egipto y las monarquías sunitas de Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Bahréin; sin embargo, su rol como dirigente del mundo musulmán ha sido recientemente desafiado por Irán. La República Islámica capitanea el bloque persa-chií desde que en 1979 tuviera lugar la Revolución iraní, por la que se instauró una teocracia chiita en Riad. Irán goza de influencia entre las comunidades chiíes de Irak, Siria y Líbano. Las diferencias teológicas entre suníes y chiíes, no obstante, no son lo suficientemente profundas como para instigar semejante rivalidad entre Irán y Arabia Saudita, sino que es la ambición política de las dos potencias la que alimenta la competición por hacer crecer sus respectivas esferas de influencia.

Durante décadas, tanto la potencia suní como la chií han hecho uso de sus recursos económicos para exportar sus respectivas ideologías a través de la financiación de mezquitas y escuelas más allá de sus fronteras, avivando así la rivalidad entre ambas, que llevan años al borde de un enfrentamiento directo cada vez menos probable de llegar a producirse. Consecuentemente, algunos académicos han bautizado al conflicto iraní-saudí como “Guerra Fría de Oriente Próximo”.

Por el contrario, la ausencia de una declaración formal de guerra entre ambas potencias no ha evitado que Teherán y Riad se enfrenten entre sí. Al igual que en la Guerra Fría del siglo XX, Arabia Saudita e Irán han hallado en el modelo de guerra subsidiaria una alternativa más atractiva para defender sus intereses en la región. Las guerras subsidiarias, o proxy wars en inglés, consisten en la participación en un conflicto de manera indirecta a través de la contratación o financiación de terceras partes. Este tipo de guerras permiten a Arabia Saudita e Irán influir en los resultados estratégicos de conflictos regionales, que se vienen dando desde la Primavera Árabe de 2011, sin utilizar sus propias fuerzas de seguridad y pudiendo negar su participación en ellos ante la Comunidad Internacional. Actualmente Teherán y Riad financian a bandos opuestos entre sí en las guerras de Siria, Yemen y Líbano.

Cartografía de las potencias petrolíferas en los años 50. Elaborada por Central Intelligence Agency (CIA’s Cartography Center). Recuperado de Flickr

El fracaso de la Primavera Árabe desató varias guerras civiles que crearon vacíos de poder por toda la región; vacíos que Irán y Arabia Saudita se esfuerzan por rellenar con sus respectivos aliados. En la guerra de Siria, Irán apoya por motivos religiosos y estratégicos al presidente chiita Bashar al-Assad, mientras que el bloque suní financia a numerosos grupos rebeldes que pretenden derrocar este régimen. En Yemen la situación se da a la inversa, ya que es la potencia saudí quien ofrece su apoyo y ayuda económica al gobierno yemení al tiempo que Irán financia y entrega armas al movimiento rebelde de los hutíes. En el caso del Líbano, Irán y Arabia Saudita hacen uso de influencia en el gobierno libanés para dirigir política interna del país. El principal aliado de la potencia chií es la organización terrorista Hezbolá, un grupo caracterizado por su objetivo de empoderar a las comunidades chiitas de la región. Arabia Saudita, por su parte, utiliza a los políticos suníes del gobierno libanés para presentar una fuerte oposición ante el aliado de Irán.

Pese a que en la mayoría de los casos la potencia suní y la potencia chií se alían con regímenes o milicias que comparten su misma ideología, el interés por extender su área de control va, como ya se ha mencionado, más allá de esta. El elemento clave que determina el conflicto entre el segundo y el tercer país con mayores reservas de petróleo mundiales, Arabia Saudí e Irán respectivamente, es la lucha por el control del tráfico del petróleo. El Estrecho de Ormuz es uno de los pasos marítimos más importantes y estratégicos del mundo por el que pasan alrededor de 19 millones de barriles de petróleo al día, cerca de la quinta parte de las exportaciones mundiales. Está situado entre Irán y Omán y conecta con el resto de petromonarquías del Golfo, las cuales forman parte del bloque suní dirigido por Arabia Saudita. El Estrecho de Ormuz está férreamente controlado por la potencia chií; consecuentemente, las principales potencias exportadoras de petróleo, aliadas de Arabia Saudita y por tanto enemigas de Irán, necesitan de vías alternativas de transporte para la exportación. La participación saudí en la guerra de Siria, país que han de atravesar las exportaciones de crudo que se envían a Europa a través del Mediterráneo, y en la guerra de Yemen, donde se halla en Estrecho de Mandeb, paso obligado hacia el Canal de Suez y el Mar Mediterráneo, demuestra la importancia de estos enclaves y el peso de la cuestión petrolífera en el conflicto iraní-saudí.

Finalmente, es necesario analizar el papel que las potencias extranjeras desempeñan en el conflicto entre Teherán y Riad, poniendo especial atención a las intervenciones de Estados Unidos e Israel. Si bien ambas ramas del islam aquí mencionadas se muestran hostiles hacia Norteamérica y los valores que esta defiende, los Estados Unidos de América son el principal aliado extranjero de Arabia Saudita. Esta amistad viene determinada por las relaciones comerciales entre ambas potencias, basadas en la compraventa de petróleo, y por la profunda enemistad que Estados Unidos e Irán se profesan. De la misma manera Israel y Arabia Saudita, aunque contrarios en ideología y, en muchos casos, en intereses, encuentran en Irán a un enemigo poderoso y una amenaza común debido a su programa nuclear, a la que es necesario derrotar. China o Rusia son otras potencias extranjeras que en ocasiones prestan su apoyo a Irán en determinados conflictos en los que entran en juego sus propios intereses.

En última instancia cabe mencionar que este conflicto debe ser analizado en el contexto de la enorme superioridad militar iraní que pesa sobre las fuerzas de seguridad saudíes. Pese al mayor número de aliados que la potencia suní ha conseguido reunir, Irán ha podido consolidar su influencia en Irak y obtener importantes victorias en la guerra civil siria. De la misma forma, Arabia Saudita, a pesar de poseer armamento militar más moderno y el tercero más caro del mundo, está fracasando en su contienda en Yemen, donde las probabilidades de victoria son cada vez más favorables para el bando rebelde apoyado por Irán.

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10 de marzo de 2021

ISSN 2340 – 2482

Palabras clave: Irán, Arabia Saudí, Oriente Próximo, petróleo, tensión internacional, enemigos militares.

Keywords: Iran, Saudi Arabia, Middle East, oil, international tension, military opponents.

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